martes, 30 de mayo de 2017

Cajón de sastre 01x01




Ante la imposibilidad de nutrir el blog con entradas sobre todo lo que veo, no queda otra que abrir un cajón de sastre para tener la oportunidad de recomendar aquellas películas de interés y de fusilar aquellos obstáculos a evitar. Además así puedo esbozar ciertas pinceladas que me apetece escribir sin necesidad de preocuparme por la brevedad de la reseña. Por otro lado, en aquellas películas con entrada, me limitaré a enlazarla.

No otorgo una nota numérica, pero sí clasifico las películas en las diferentes categorías que he diseñado, que procedo a explicar:

Mejor que el sexo
Una obra sublime. Me emociona. Aplaudo cada vez que la veo. Pertenece a mi Olimpo personal.

Excelente (selección oficial)
Grandísima película que se alza con mi sello de recomendación. Incluida en mi selección oficial, entre las mejores de la historia. Bien podría ser una obra maestra si, en lo personal, me hubiese llegado algo más.

Un certain regard
Se queda a las puertas de la selección oficial, pero merece una gran consideración. Una obra de mucho interés.

Intertoto
Una competición que ya no existe, para aquellos descartes que se quedaron cerca de la gloria, sin conseguirlo. Puede tener puntos remarcables y/o ser una producción muy entretenida, pero alejada de las otras categorías.

Vano, estéril, improductivo
Un resultado demasiado irregular, múltiples fallos que condenan la valoración final. Al menos puede valer para pasar la tarde, si es especialmente improductiva.

Señalémoslo y riámonos de él
Terrible, apocalíptico. Y creo que no he caído en laísmos porque con "él" me refiero a "el filme".



EMPEZAMOS

Primera tanda de películas vistas en 2017.


Señalémoslo y riámonos de él



Ópera prima (Fernando Trueba, 1980) España

No se puede negar el interés que suscita Trueba con su forma de narrar pero todo se viene abajo por el resultado del personaje principal, Oscar. Encaja perfectamente con el perfil de críticos como Boyero (tan amigo de Trueba) y esa generación de lectores medios de El País. Culturetas, con espíritu progresista, que se creen en la élite intelectual por leer cuatro libros y que tras toda esa capa esconden un machismo y un clasismo bastante deprimente. Oscar es un personaje ridículo y lo peor es que tanto Trueba como Boyero y compañía no parecen reírse de él, sino todo lo contrario, hasta lo alaban.



Vano, estéril, improductivo


Silent Hill (Christophe Gans, 2006) Canadá

De un relato de terror que se incrusta en el subconsciente hemos pasado a una telenovela para dormir la siesta.

Si Silent Hill es de las adaptaciones de videojuego más salvables, es porque el nivel está muy bajo. Y ni en ese caso merece el apelativo de “salvable”. Porque es otra muestra de que las productoras siguen tomándose a pitorreo a los jueguicos como fuente cultural.



Intertoto


La fiera de mi niña – Bringing Up Baby (Howard Hawks, 1938) Estados Unidos

Una pieza muy influyente en el territorio de las comedias románticas. Aquellas basadas en enredos absurdos, miles de coincidencias y en un ritmo vertiginoso. Una premisa que ni siquiera en sus orígenes termina de convencerme. No deja de ser una propuesta de gran entretenimiento que introduce con ingenio algunos gags satíricos sobre la sociedad de la época, todo un atrevimiento en aquellos años 30. Otros, demasiado previsibles y faltos de chispa.

También saca a relucir uno de los grandes inconvenientes del cine clásico americano, donde la llegada del sonido fueron varios pasos atrás para muchos estudios. Películas excesivamente basadas en sus diálogos, que se aproximaban al teatro filmado. No son pocas las vacas sagradas (como La fiera de mi niña) que pierden por goleada ante los greatest hits del cine mudo.


Un certain regard

 
Accidente sin huella – Que la bête meure (Claude Chabrol, 1969) Francia

Una historia de una venganza, dirigida bajo la paciente mirada de Chabrol, que permite profundizar en los personajes y en sus motivaciones. Además, este pulso pausado provoca una tensión que da mucha personalidad a un thriller injustamente olvidado.





Crimen perfecto – Dial M for Murder (Alfred Hitchcock, 1954) Estados Unidos

Sir Alfred es ese director capaz de hacer maravillas con un imperdible, un alambre y una goma de borrar. Un apartamento minúsculo, un elenco de actores planos y una serie de objetos mundanos convertidos en el motor del suspense. Le da igual, clase maestra de cómo sobrecoger al espectador y de construir la intriga sin importar que el guion sea digno de preescolar.


El círculo rojo – Le cercle rouge (Jean-Pierre Melville, 1970) Francia

El enésimo director francés de los 60 que lleva en las venas una fuerte influencia del cine clásico norteamericano. En el caso que nos ocupa, Melville siempre ha profesado su amor hacia el cine negro y su particular visión dio lugar a un buen puñado de joyas. Sus historias subvierten los tropos del género, con batallas entre delincuentes y policías que difuminan las líneas entre héroes y villanos. Su dirección se mantiene prodigiosa, con una planificación y precisión comparables al milimétrico asalto a la joyería que cometen los protagonistas. De guinda, es un director que minimiza el uso de diálogos, aplicando al pie de la letra la mentalidad de utilizarlos como ultimísimo recurso para narrar.




El libro negro – Zwartboek (Paul Verhoeven, 2006)Países Bajos (Holanda)

Lo cierto es que El libro negro no es ninguna historia que vaya a conmover por el drama, al igual que tampoco es nada recomendable si buscar rigor histórico. Verhoeven ofrece una vibrante cinta de intriga y acción, con personajes que resultan muy humanos y cercanos. A pesar de que a día de hoy no sea una temática muy atractiva, El libro negro consigue diferenciarse y construir motivos para ser una película altamente recomendable, de un director que nunca deja indiferente a nadie.



La maldición del escorpión de Jade – The Curse of the Jade Scorpion (Woody Allen, 2001) Estados Unidos

Un filme donde Allen aparece despreocupado, sin preguntas en la cabeza, pensando solamente en hacer reír y homenajear a sus padres cinéfilos (Lubitsch, Wilder, Hawks) con una trama detectivesca ubicada en los años 40. Poco importa el disfraz, sigue haciendo de sí mismo y lo cierto es que le vale para llegar hasta esta categoría. Me gusta que la historia desvele sus cartas desde el principio para dar prioridad absoluta a la comedia, de la mano de un fantástico duelo entre Allen y Helen Hunt.




Excelente (Selección oficial)




¿Dónde está la casa de mi amigo? - Khane-ye doust kodjast? (Abbas Kiarostami, 1987) Irán

Una aventura épica que nace de forma absurda. Una parábola de una sociedad brutalmente conservadora. 




La mujer infiel – La femme infidèle (Claude Chabrol, 1969) Francia

Una película de corte costumbrista donde el peso recae en la psicología de los personajes. En la segunda parte de la trama la tensión no decrece, sino todo lo contrario. Las falsas apariencias y las mentiras contribuyen a una visión cínica de la burguesía. La familia, anteriormente idealizada, se derrumba lentamente. De forma sutil, donde los silencions hablan y, gracias a ellos, la película adopta sensaciones perturbadoras. Chabrol conoce como pocos los mecanismos del suspense, contrariamente a los directores que se centran en la exposición y en el impacto barato hacia el espectador.





Mejor que el sexo




Un hombre y una mujer – Un homme et une femme (Claude Lelouch, 1966) Francia

Puede parecer un plato demasiado empalagoso y quizás el paso del tiempo no le ha hecho un gran favor, al repetir hasta la saciedad sus fórmulas visuales en anuncios de colonias. Al mismo tiempo, es innegable que se trataba de una obra de culto dentro del cine romántico, derrochando una credibilidad prácticamente inalcanzable dentro de los circuitos comerciales donde más notable es su influencia. 

Se combinan travellings y continuos movimientos para mostrar ese romance impulsivo con diálogos pausados y triviales que ofrecen muchísima naturalidad. El uso de la fotografía, con variaciones entre color, blanco y negro y tonos sepia está perfectamente justificado, adaptándose al estado de ánimo de la escena. La historia es bien sencilla, poco hay que entender o leer, simplemente contemplar. 

Bien es cierto que el guion construye ciertos conflictos, pero el interés no reside en la narración en sí misma, sino en lo que expresa cada escena, de ahí la importancia de los colores y los encuadres. A la frescura de la cámara de Lelouch se suma la mítica canción de Francis Lai.

1 comentario:

  1. Pues me resulta muy acertado que hagas una entrada así, a base de mini reseñas, es una buena forma de tener a mano varias películas y saber cuáles ver y cuáles evitar.

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